¿Comó funciona la migraña?: una enfermedad discapacitante más allá del dolor de cabeza
La migraña es una enfermedad neurológica que va más allá del dolor de cabeza, ya que incluye síntomas incapacitantes como fotofobia, sonofobia, náuseas, vómitos y rigidez de cuello.
CIUDAD DE MÉXICO.- La migraña es una enfermedad neurológica que afecta la calidad de vida de millones de personas en el mundo. Aunque comúnmente se asocia con un fuerte dolor de cabeza, su impacto va mucho más allá. Los pacientes con migraña suelen experimentar fotofobia (sensibilidad a la luz), sonofobia (sensibilidad al sonido), náuseas, vómitos, dificultad para concentrarse, somnolencia y rigidez en el cuello.
Estos síntomas no solo son incapacitantes, sino que también afectan de forma significativa la vida diaria de quienes la padecen. Las personas con migraña enfrentan un malestar casi permanente, con episodios que pueden durar días, lo que en ocasiones provoca depresión, ansiedad y una sensación de pérdida subjetiva de la memoria. Esta condición crónica requiere de un manejo integral para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
El estigma social y el aislamiento
A pesar de la gravedad de la migraña, quienes la padecen suelen enfrentarse al estigma social. Sonia Santos, jefa de Neurología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, señala que muchas personas aún creen que el paciente es responsable de su dolor por no manejar bien el estrés o no actuar a tiempo con un analgésico. Esta percepción errónea genera sentimientos de culpa en los pacientes, quienes a menudo se sienten incomprendidos por su entorno familiar, social y laboral.
Este estigma también se traduce en dificultades en el ámbito laboral, donde muchos prefieren ocultar su condición para no ser señalados. En entrevistas de trabajo o al pedir permisos por sus episodios de dolor, los pacientes temen ser catalogados como personas poco comprometidas. Como resultado, no es raro que las personas con migraña experimenten aislamiento social, ya que deben renunciar a eventos y compromisos sociales de forma recurrente.
Tratamiento y esperanza para los pacientes
Actualmente, no existe una cura definitiva para la migraña. La doctora Santos explica que el cerebro de las personas con migraña tiene una predisposición natural a la enfermedad, lo que significa que no se puede “reparar” ni corregir esa condición. Sin embargo, sí es posible mejorar la calidad de vida de los pacientes con tratamientos preventivos y estrategias de manejo del dolor.
Los tratamientos buscan reducir la frecuencia e intensidad de los episodios, así como la respuesta del cuerpo a los analgésicos. Los especialistas recomiendan identificar los factores desencadenantes, como el estrés o las alteraciones hormonales, y actuar de forma preventiva. En este sentido, el apoyo familiar y social es crucial para que el paciente no se sienta culpable ni incomprendido.
El componente hereditario de la migraña
Se estima que en el 60 % de los casos, la migraña tiene un componente hereditario. Este aspecto familiar no solo influye en la predisposición genética, sino también en las estrategias que los pacientes adoptan para afrontarla. Antiguamente, la recomendación familiar solía ser “apagar la luz y esperar”, una práctica que, aunque comprensible, no aborda las necesidades reales de los pacientes.
Hoy en día, el tratamiento de la migraña ha avanzado, y las consultas médicas no solo se enfocan en el paciente, sino también en su entorno familiar. De esta forma, se busca que la pareja, los hijos o los cuidadores comprendan la naturaleza de la enfermedad y apoyen de forma activa al paciente. Esto no solo mejora el estado emocional de la persona con migraña, sino que también ayuda a reducir el aislamiento social.
¿Cómo se puede prevenir la migraña?
Identificar los síntomas previos a la aparición de una migraña es clave para prevenirla o mitigar su impacto. Según los expertos, los pacientes pueden notar señales como cambios de humor, somnolencia, rigidez de cuello y sensibilidad a la luz o el sonido hasta 48 horas antes del episodio. Actuar en este punto puede marcar la diferencia, ya que permite iniciar el tratamiento con antelación y, en algunos casos, evitar que el dolor se intensifique.
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Si bien no hay pruebas médicas concluyentes para detectar la migraña, su diagnóstico se basa en la historia clínica y en la exploración física del paciente. La doctora Santos insiste en que la neurología no puede curar esta enfermedad, pero sí mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Para lograrlo, se necesita mayor conciencia social, comprensión familiar y, sobre todo, el compromiso de los pacientes para buscar ayuda y no resignarse a la incomprensión.
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